*Artículo – colaboración para «La Voz de tu Comarca». www.lavozdetucomarca.info
*(Publicación gratuita impresa / digital del Camp de Morvedre, Nº 245 del 24/04/2025, Pag. 3).
Cada año, cuando llegan las celebraciones de Semana Santa y Pascua, solemos centrarnos en el significado religioso o en la oportunidad de descansar. Sin embargo, desde la Psicología del Trabajo y las Organizaciones, estas festividades también ofrecen una valiosa ocasión para reflexionar sobre el bienestar laboral.
Y es que las personas no dejamos de ser personas cuando trabajamos. Nuestros ritmos, emociones, vínculos y valores están presentes en nuestra jornada laboral, y fiestas como éstas pueden influir significativamente en nuestro estado anímico, motivación y rendimiento.
En primer lugar, el descanso sigue siendo un factor clave. La posibilidad de desconectar (aunque sea por unos días) nos permite recuperar recursos personales que el estrés laboral va desgastando.
Estudios desde el enfoque de Recuperación en Psicología del Trabajo demuestran que pausas significativas pueden reducir el agotamiento emocional, mejorar la concentración y aumentar la resiliencia.
Eso sí, para que este efecto sea duradero, las organizaciones deben acompañar el retorno con medidas como flexibilidad horaria, carga de trabajo gradual y espacios de transición emocional.
Pero hay más. Las festividades también potencian la conexión social, un aspecto fundamental del bienestar psicológico y social. Las reuniones familiares, los encuentros con amistades o la participación en actividades comunitarias fortalecen el sentido de pertenencia y pueden ser una fuente de apoyo emocional.
¿Cómo trasladarlo al entorno laboral? Las empresas pueden generar espacios de reconexión entre equipos, ya sea mediante dinámicas de grupo, actividades informales u oportunidades para compartir aprendizajes y emociones tras el descanso. Esto no solo contribuye a mejorar el clima organizacional, sino que favorece la colaboración y el sentido de comunidad.
Además, esta época puede despertar procesos de reflexión personal y búsqueda de propósito. Muchas personas aprovechan este momento del año para redefinir metas, valores o prioridades.
Las organizaciones que reconocen esta dimensión más profunda del trabajo humano (y no solo su vertiente productiva) tienen la oportunidad de fortalecer el compromiso de sus equipos.
¿Cómo? Promoviendo conversaciones significativas, espacios de desarrollo profesional, mentorías o incluso talleres de autoconocimiento alineados con los objetivos laborales.
Resumiendo, que Semana Santa y Pascua no son solo una pausa en el calendario, sino que además pueden convertirse en catalizadores de bienestar si las organizaciones saben interpretarlas desde una mirada integral.
Descanso, conexión y sentido son tres pilares del bienestar laboral que estas fechas pueden activar con fuerza. Apostar por una cultura que los valore no es solo ético, sino también inteligente: trabajadores y trabajadoras que se sienten bien, trabajan mejor.
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