Soledad Juvenil no deseada: un reto silencioso y urgente

La juventud suele asociarse a una etapa de vitalidad, vínculos intensos y vida social activa. Sin embargo, la realidad que nos muestra el Estudio sobre juventud y soledad no deseada en España (2023) rompe con esta imagen idealizada.

Hoy, uno de cada cuatro jóvenes en nuestro país declara sentirse solo/a. Este fenómeno, lejos de ser anecdótico, representa una problemática compleja, profunda y con múltiples implicaciones para el bienestar emocional y social de las nuevas generaciones.

 

La soledad no deseada se manifiesta con especial intensidad entre los 21 y 26 años, siendo más prevalente en mujeres (31,1%) que en hombres (20,2%).

Además, factores como la discapacidad, la orientación sexual y el origen migrante incrementan significativamente la probabilidad de experimentar esta forma de aislamiento emocional.

El dato más alarmante: más de la mitad de las personas jóvenes con discapacidad (54,2%) se sienten solas.

 

Aunque la cantidad de relaciones sociales importa, es la calidad de los vínculos —especialmente de amistad— la que más influye en el sentimiento de soledad.Tener menos amistades de las deseadas multiplica por 4,7 el riesgo de sentirse solo/a.

Sin embargo, cerca del 45% de quienes se sienten solos/as no están insatisfechos/as con su número de amistades, lo que indica que no basta con «tener gente cerca». Sino que se necesita sentir conexión, comprensión y apoyo genuino.

 

Saber expresar lo que se siente, comunicarse con asertividad y mantener relaciones basadas en la confianza son habilidades clave que pueden proteger frente a la soledad. Pero no siempre es fácil desarrollarlas.

Muchas veces, las dificultades en este ámbito están vinculadas a experiencias traumáticas previas, como el acoso escolar o la discriminación, que dejan huellas profundas en la forma de relacionarse con el mundo.

 

Vivimos hiperconectados/as, pero no necesariamente más acompañados/as. Un tercio de la juventud pasa más de tres horas al día en redes sociales. Y aunque estas plataformas pueden facilitar la conexión, también pueden fomentar la comparación constante, la superficialidad en los vínculos y el aislamiento emocional.

La mayoría de las personas jóvenes reconoce que tener demasiadas relaciones virtuales o estar demasiado pendiente de las redes puede aumentar su sensación de soledad.

 

La soledad juvenil también tiene un claro componente estructural. Quienes viven en hogares con dificultades económicas presentan casi el doble de prevalencia de soledad que quienes tienen estabilidad financiera.

El desempleo, repetir curso o el abandono del sistema educativo también incrementan el riesgo de sentirse solo/a. En cambio, la educación superior aparece como un factor protector.

 

Las consecuencias de la soledad no deseada en la salud mental son muy significativas. Más de la mitad de las personas jóvenes que la experimentan valoran su estado de salud como regular o malo, y el 77,8% declara sufrir síntomas de ansiedad o depresión.

Además, este grupo presenta niveles más bajos de autoestima y mayor malestar emocional en su vida cotidiana.

 

La soledad juvenil no tiene una única causa ni un único perfil. Es multicausal y se entrelaza con dimensiones personales, sociales, económicas y culturales.

No todas las personas expuestas a factores de riesgo se sienten solas, y no todas las que se sienten solas presentan esos factores. Por eso, es básico evitar los estigmas y comprender que esta experiencia es diversa y profundamente humana.

 

 

Desde la Psicología, es esencial seguir visibilizando esta problemática, promoviendo espacios de escucha, programas de habilidades sociales, acciones comunitarias que fomenten la pertenencia y redes de apoyo para jóvenes especialmente vulnerables.

Pero también es necesario un compromiso institucional que aborde los factores estructurales que perpetúan esta soledad: la desigualdad, la precariedad, la discriminación y la falta de oportunidades.

Porque la soledad no deseada no es solo una emoción pasajera: es un síntoma social que nos interpela a todos y a todas. Y escuchar a nuestra juventud es el primer paso para empezar a transformarlo.

 

Fuente: Estudio sobre juventud y soledad no deseada en España, Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, 2023.

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