Desde la Psicología Social y Científica
El 14 de febrero ya está aquí de nuevo, y con él, una oleada de corazones, chocolates y mensajes de amor eterno. San Valentín es una de esas fechas que despiertan pasiones: algunos la celebran con entusiasmo, mientras que otros la critican como un invento del consumismo. Pero, ¿qué dice la Psicología Social y Científica sobre el amor y las relaciones en esta fecha? Vamos a analizarlo con rigor y un toque de humor.
El amor es una experiencia maravillosa, pero también es, en gran parte, una reacción bioquímica. Investigaciones en neurociencia han demostrado que el enamoramiento activa regiones del cerebro relacionadas con el placer y la recompensa, liberando neurotransmisores como la dopamina, la oxitocina y la serotonina.
Dopamina: es la responsable de esa sensación de euforia y energía que sientes al estar con tu persona especial. Pero también es la misma sustancia que se libera en adicciones como el juego o el consumo de drogas. Por eso, el amor puede ser «adictivo».
Oxitocina: conocida como la «hormona del apego», se libera durante el contacto físico, como los abrazos y el sexo, y fortalece el vínculo emocional.
Serotonina: en las primeras fases del enamoramiento, sus niveles caen, lo que puede explicar la sensación de obsesión por la pareja.
En otras palabras, que el amor no solo «se siente», sino que también «se dispara» químicamente en el cerebro.
San Valentín está lleno de ideas sobre el amor que, si bien suenan hermosas, pueden llegar a ser poco realistas o incluso problemáticas. Algunos de los mitos más comunes, aunque hay bastantes más, incluyen:
«El amor todo lo puede». La realidad es que el amor por sí solo no basta para construir una relación sana, también se necesitan otras cosas, como comunicación, respeto, compatibilidad…
«Las almas gemelas existen». Las investigaciones sugieren que las relaciones felices no dependen de un «destino predestinado», sino de la disposición de ambas personas para construir una relación saludable.
«Si te ama, lo hará sin que se lo pidas». En realidad, cada persona tiene un lenguaje del amor diferente (palabras de afirmación, actos de servicio, tiempo de calidad, contacto físico y regalos). La comunicación es clave para entender qué necesita tu pareja.
No podemos ignorar que San Valentín también puede generar estrés, ya que la presión social para celebrar este día puede llevarnos a tener expectativas poco realistas sobre el romance, sentimientos de ansiedad en personas solteras o con relaciones difíciles, o a hacer comparaciones con otras parejas (sobre todo en redes sociales), por ejemplo.
Según la Psicología Positiva, en lugar de enfocarnos en «cumplir con el ideal romántico», podríamos aprovechar esta fecha para reflexionar sobre nuestras relaciones y practicar la gratitud hacia las personas que queremos.
El 14 de febrero no es solo para parejas. La Psicología enfatiza la importancia del amor propio y el autocuidado. Si San Valentín no ha estado muy acertado con sus flechas contigo, puedes aprovechar este día para, por ejemplo:
Celebrarte a ti mismo/a. Disfruta de un plan que te haga feliz (cine, cena especial, spa en casa, etc.).
Fortalecer lazos sociales. El amor no tiene que ser exclusivamente romántico, las amistades y la familia también son fundamentales.
Evitar la «comparación tóxica». Lo que ves en redes sociales no siempre refleja la realidad, ¿para qué compararse si todos/as preferimos «algo único»?
San Valentín no es ni un villano consumista ni la única ocasión para celebrar el amor, la clave está en vivirlo con consciencia: disfrútalo sin presiones, cultiva relaciones sanas y recuerda que el amor, ya sea romántico o propio, se construye día a día.
Así que, si decides celebrarlo, que sea de una manera que te haga bien. Y si no lo celebras, piensa que el amor no depende de un calendario, sino de cómo lo vives cada día.
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