Mediación Familiar: ruptura de pareja, no de familia

En la sociedad actual, las rupturas de pareja son un fenómeno que se presenta con frecuencia, siendo un proceso catalogado como una importante crisis vital que puede afectar tanto nuestra salud mental como física.

Pero, afortunadamente, existe una alternativa que permite gestionar esta situación de manera saludable y pacífica: la Mediación Familiar. Te invito a explorar cómo la Mediación puede ser un valioso recurso en estas situaciones y por qué debería ser considerada como una opción prioritaria.

 

La Mediación Familiar es un proceso en el cual, mediante la intervención de un mediador imparcial, se busca alcanzar acuerdos que beneficien a todas las partes involucradas. Por tanto, en el contexto de una ruptura de pareja, entendemos que la relación conyugal termina, pero la familia persiste.

Uno de los objetivos principales de la Mediación Familiar es evitar la judicialización del conflicto. Este proceso, que puede ser largo, costoso y emocionalmente desgastante, se sustituye por una búsqueda de acuerdos consensuados en temas relacionados con los hijos, los bienes y otros aspectos relevantes para las partes.

Además de abordar aspectos legales, la Mediación Familiar permite negociar cualquier otro conflicto o desavenencia que pueda surgir. Desde decisiones prácticas, como la elección de un colegio para los hijos, hasta aspectos emocionales, como quién se queda con la mascota o cómo comunicar la situación a los hijos. Todo puede ser discutido y resuelto de manera colaborativa.

Es fundamental resaltar que, en contraste con el proceso judicial, el coste emocional en la Mediación Familiar es significativamente menor. Esta metodología se enfoca en el futuro y en la reestructuración saludable de la vida familiar. No busca encontrar culpables ni revivir el pasado, sino hallar la mejor manera de avanzar hacia adelante.

Para ello, la Mediación Familiar trabaja activamente con las emociones de los involucrados. El mediador, lejos de tomar partido, facilita que las partes comprendan sus propios sentimientos y los del otro, promoviendo así el afrontamiento saludable del conflicto y la asimilación positiva de la ruptura.

Por todo ello, si estás atravesando un proceso de ruptura de pareja, te animo a considerar la Mediación Familiar como una opción viable, ya que puede ser el medio más eficaz y saludable para ayudarte a transitar esta etapa de cambio, asegurando que, aunque la pareja se disuelva, la familia continúe su camino.

Recuerda: La ruptura de pareja no implica la ruptura de la familia. Con el apoyo adecuado, es posible superar esta crisis de manera constructiva y positiva para todos.

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