¿Por fin te llegan las vacaciones y tú vas y enfermas?

*Artículo – colaboración para «La Voz de tu Comarca».  www.lavozdetucomarca.info

*(Publicación gratuita impresa / digital del Camp de Morvedre, Nº 229 del 18/07/2024, Pag. 3).

 

El año pasado, más o menos por estas fechas, ya os hablé de ciertos términos coloquiales como la “depresión de la tumbona” o el “estrés vacacional”. Y como muchas personas trabajadoras ya estarán de vacaciones o lo estarán próximamente, me ha parecido buena idea volver a hablaros de ellos.

Este tipo de trastornos están relacionados con posibles dificultades de adaptación a determinados cambios, y pueden afectar negativamente a nuestro estado de ánimo e incrementar nuestros niveles de estrés y ansiedad, perjudicando nuestra salud y bienestar física y mental en general.

Puede que te haya ocurrido alguna vez que, después de estar tanto tiempo deseando que lleguen las vacaciones, cuando por fin te llegan, vas y te pones enfermo/a, o no puedes “desconectar” del trabajo, con lo que terminas triste, irritado/a y con sensación de no haber descansado.

Esto ocurre porque cuando habitualmente tenemos un exigente y estresante ritmo de trabajo, sin tiempo para la familia ni el ocio, para poder soportarlo necesitamos mantener unos niveles de adrenalina y cortisol excesivamente altos. Cuando entramos en «modo vacaciones», esos niveles bajan bruscamente y nuestro sistema inmunológico se deprime.

Además, puede que no sepamos qué hacer con tanto tiempo libre o cómo atender obligaciones diferentes, lo que hace que podamos desestabilizarnos y enfermar.

Es decir, que la transición de un estado de actividad intensa a uno de relajación puede ser complicada para muchas personas porque, cuando nuestra mente y cuerpo están tan acostumbrados a operar bajo altos niveles de estrés, al detenerse bruscamente, experimentan una especie de «síndrome de abstinencia» de la adrenalina, pudiendo manifestarse en síntomas físicos como dolores de cabeza, fatiga, insomnio y en síntomas emocionales como la irritabilidad, la tristeza y la ansiedad.

El proceso de adaptación inverso es al que podríamos enfrentamos al volver a la rutina tras las vacaciones, pudiendo generarnos igualmente una reacción de estrés ante los drásticos cambios y las altas demandas laborales. Es lo que conocemos como «estrés o depresión postvacacional».

Además, esta desestabilización o dificultad de adaptación no es exclusiva de los periodos vacacionales laborales largos, también puede darse durante los fines de semana o al retomar rutinas escolares y familiares, etc.

Y es que, claro, con lo bien que se está de vacaciones… ¿quién quiere volver a enfrentar condiciones laborales o de vida, a menudo, demasiado adversas y lesivas para nuestra salud física y mental? Nuestro despliegue de reacciones de supervivencia, defensivas y/o de autoprotección, como el estrés, están garantizadas por nuestra propia condición humana.

Es cierto que para la mayoría de las personas, este tipo de trastornos adaptativos no suele generar una sintomatología muy intensa o grave, y que es de duración corta y pasajera, es decir, que solemos adaptarnos rápido. Sin embargo, también es cierto que pueden llegar a agravarse y extenderse en el tiempo, derivando en importantes trastornos de estrés, ansiedad o depresión.

Por todo ello, este tipo de trastornos adaptativos son considerados en el marco de los Riesgos Laborales y Psicosociales, y por tanto, podemos y debemos (también por obligación legal) abordarlos y atenderlos en nuestras empresas y negocios.

¿Cómo? Incluyendo en los planes estratégicos una promoción del bienestar laboral real, efectiva y sostenible, que contemple la reducción del riesgo psicosocial y el cuidado de la salud mental, apostando por profesionales de la Psicología especializados.