Las olas de calor son cada vez más frecuentes, prolongadas y extremas en nuestros veranos, incluso en otras estaciones las temperaturas se incrementan progresivamente, consecuencias del cambio climático.
¿Sabías que el calor extremo puede tener consecuencias en tu salud mental y bienestar, especialmente cuando el cambio es muy brusco?
Ocurre que durante las olas de calor, nuestro estado de ánimo puede desestabilizarse, provocando apatía, insomnio, nerviosismo, mal humor, estrés e irritabilidad.
Y estos efectos o consecuencias no son sólo pasajeros sino que también podrían tener un significativo impacto negativo en nuestra calidad de vida y bienestar general.
Las altas temperaturas pueden alterar nuestro equilibrio y niveles de serotonina y dopamina, que son neurotransmisores cruciales para la regulación de nuestras emociones y salud mental.
Estos cambios bruscos y alteraciones en nuestros niveles de estos neurotransmisores pueden amplificar sentimientos de estrés, ansiedad y depresión, afectando negativamente a nuestra estabilidad emocional.
La serotonina es fundamental para el estado de ánimo y la felicidad, mientras que la dopamina está asociada con el placer y la recompensa. Por eso, cuando el calor extremo interfiere con estos neurotransmisores, podemos sentir desmotivación, tristeza, o irritabilidad.
El calor extremo también puede afectar a nuestros patrones de sueño porque conciliar el sueño y descansar adecuadamente puede llegar a resultarnos muy difícil.
Y es esta dificultad para dormir bien durante las noches calurosas lo que puede provocar que nuestra capacidad de concentración y ejecución de tareas diarias disminuya notablemente.
El insomnio causado por el calor puede llevar a una cascada de problemas cognitivos y emocionales, incluyendo la fatiga crónica, el deterioro de la memoria a corto plazo e incluso la reducción en nuestra capacidad para tomar decisiones, problemas no solo afectan nuestra vida personal, sino también nuestra productividad y desempeño laboral.
Los estudios revelan que durante las olas de calor hay un notable aumento en las urgencias psiquiátricas, los accidentes de tráfico, el abuso de sustancias, los conflictos, la violencia y en el número de crímenes.
Además, en personas con depresión, trastornos de ansiedad y otras patologías, el calor genera un estrés significativo, generando más cambios de humor, irritabilidad y frustración.
Es decir, que la exposición prolongada a altas temperaturas, como puede suceder durante las olas de calor, puede exacerbar los síntomas de estos trastornos, provocando que las personas sientan una mayor desesperanza o ansiedad.
Lo que conocemos como estrés térmico es una condición que ocurre cuando el cuerpo es incapaz de regular su temperatura interna debido al calor excesivo.
Este estrés no sólo afecta físicamente, sino que también tiene un impacto considerable en la salud mental ya que las personas podemos experimentar una sensación de agotamiento extremo, falta de energía y una disminución en nuestra capacidad para realizar actividades cotidianas.
Además, este estrés térmico puede ser especialmente perjudicial para las personas mayores, los niños y aquellas con condiciones médicas preexistentes.
Para proteger nuestra salud mental durante las olas de calor, podemos seguir algunos consejos básicos que todos conocemos:
Hidratación: Mantén una adecuada ingesta de líquidos para evitar la deshidratación. Beber agua regularmente, incluso cuando no se siente sed, es vital para mantener el cuerpo fresco y funcional.
Evitar el sol: No te expongas al sol durante las horas de mayor intensidad (mediodía y primeras horas de la tarde). Buscar sombra y utilizar protección solar puede ayudar a prevenir el golpe de calor y la sobrecarga térmica.
Adaptar rutinas: Ajusta tu ritmo biológico y tus actividades diarias al clima, evitando esfuerzos físicos excesivos en las horas más calurosas. Realizar actividades físicas en las primeras horas de la mañana o al final del día puede ser más seguro y efectivo.
Enfriamiento corporal: Usa duchas o baños frescos para regular la temperatura corporal. Aplicar paños húmedos y frescos en el cuello, las muñecas y la frente puede ayudar a reducir la temperatura corporal rápidamente.
Ambientes frescos: Mantén los espacios interiores frescos utilizando ventiladores, aire acondicionado o cerrando persianas durante las horas más calurosas. Crear un ambiente fresco y ventilado puede mejorar significativamente el confort y reducir el estrés térmico.
Ropa ligera: Utiliza ropa ligera y de colores claros que permita la transpiración y reduzca la retención de calor. Materiales como el algodón y el lino son ideales para climas cálidos.
Aplicar estas estrategias no sólo puede ayudarte a mitigar los efectos negativos del calor en tu bienestar físico, sino también en tu salud mental.
Las olas de calor no son sólo una molestia física sino también un auténtico reto para nuestro bienestar y salud mental. Entender cómo el calor afecta nuestro cerebro y emociones es el primer paso para prevenir y manejar sus posibles efectos o consecuencias.
Autocuidarnos manteniéndonos hidratados, evitando el sol durante las horas pico y ajustando nuestras rutinas puede suponer una gran diferencia en cómo enfrentamos los días de calor extremo.
Recuerda que cuidar de tu salud mental y bienestar es un compromiso continuo, y adaptarnos a las condiciones climáticas es una parte esencial de este proceso.
¡Mantente fresco, hidratado y cuida tu bienestar! Tu autocuidado y bienestar dependen de ti, y adoptar medidas proactivas durante las olas de calor es fundamental para mantener un equilibrio saludable en tu vida diaria.
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