Como primera definición, podríamos decir que la transformación digital es la integración de tecnología digital en todas las áreas de una empresa, cambiando fundamentalmente la forma en que opera y brinda valor a sus clientes. Supone además, un cambio cultural, lo que requiere que las organizaciones desafíen constantemente el status quo, experimenten, y se sientan cómodas con el fracaso.
Hay dos aspectos básicos en los que los Psicólogos/as del Trabajo podemos hacer en el nuevo contexto digital: armonizar lo digital con la persona y asumir el cambio.
Uno de los hitos iniciales de la Psicología del Trabajo fueron los famosos experimentos de Hawthorne (Chicago, 1924-1932), llevados a cabo por G. Elton Mayo. En aquellos tiempos, el cambio industrial avanzaba sobre la ola del Taylorismo y la nueva producción en cadena.
El encaje del ser humano en aquel modelo era como una pieza más de la cadena, un elemento mecánico, mensurable y fácilmente manipulable. Pero pronto se demostró que esta visión del ser humano como factor en el proceso era errónea, sencillamente porque no somos máquinas, sino personas, con limitaciones y potencialidades.
A partir de ahí, la Psicología Industrial empezó a ganar importancia, recentrando su objeto en el ser humano dentro de la organización, prestando atención a aspectos tan impensables entonces como la necesidad de adecuar la persona al puesto, diseñar modelos de entrenamiento, motivación, desarrollo de carrera, etc.
En la actualidad, la turbulencia digital nos lleva de nuevo a generar modelos de trabajo y organizativos en los que el factor personal se diluye en los diagramas de flujo de procesos digitales. Un nuevo entorno que puede, otra vez, proyectar una visión distorsionada del ser humano.
Si el ser humano antes se equiparaba a una pieza del puzzle mecanizado, ahora se intenta identificar con un modelo estable de generación y procesamiento de datos, un algoritmo que se sume a la maraña de parches cibernéticos y plataformas digitales que dominan las organizaciones y las relaciones económicas y sociales. Pero… las personas no somos algoritmos.
De hecho, el gran problema con el que se topan y atascan las implantaciones tecnológicas suele ser un elemento que nuevamente se olvida o minusvalorarla desde la ingeniería: el ser humano.
Y es aquí donde la Psicología puede actuar de lente correctora y aportar el encaje adecuado de las personas en las nuevas organizaciones.
Aunque a más de uno le haya pillado por sorpresa, este cambio no ha sido tan repentino, viene desarrollándose desde hace más de cien años, rematándose en este S.XXI.
La transformación digital ha sido paulatina, remontándose a finales del S.XIX e inicios del S.XX, con empresas como NCR o IBM, acelerándose a mediados de la centuria, y extendiéndose a la vida cotidiana hacia el último cuarto de siglo.
Con la llegada de internet en los años 90, y sobre todo, ya en este siglo, con la presentación del primer Iphone en 2007, la tecnología se introduce, literalmente, en nuestros bolsillos. Nuestras relaciones interpersonales, basadas en los sensores biológicos tradicionales (vista, oído…), se transforman con la inclusión de nuevos sensores digitales (antenas, cámaras…).
El escenario analógico de sonidos, objetos y luces, se mezcla con procesadores, objetos virtuales, emisores y receptores digitales. A las características analógicas, lineales, continuas, reales y limitadas, se añaden las digitales, binarias, virtuales y casi ilimitadas.
Y en el centro de todo ello, como ideador, actor y sufridor: el ser humano. Un ser biológico, analógico, y en algunos aspectos, más limitado.
Según el informe de Roland Berger (2006):
La transformación cultural es fundamental para asegurar el éxito en la transformación digital de las empresas:
1.Personas primero. Punto necesario para que triunfe un proyecto. Los ingenieros, especialistas en marketing, economistas e inversores lo saben, y nos buscan a los psicólogos/as para aportarles luz. Razones:
2.Colaboración inteligente. La palabra inteligencia significa «capacidad de saber elegir», y el término colaboración, «trabajar en común», por tanto, la inteligencia colaborativa sería la «capacidad de trabajar en común para tomar las mejores decisiones».
3.Transformación cultural. La dificultad de seguir el vertiginoso ritmo de los cambios tecnológicos, y de los mercados, suponen un reto de adaptación de las personas en todos los niveles de la organización.
Alcanzar el cambio cultural es un reto en el que fracasan muchas empresas, por ello, contar con los servicios de Psicólogos/as del Trabajo, las Organizaciones y los RRHH, podría ser la garantía de éxito ante éste y otros retos organizacionales.
Confío en que esta pequeña aproximación a la transformación digital desde la Psicología del Trabajo te haya resultado interesante y de utilidad. Si quieres saber más, tienes algún comentario, duda, o proyecto organizacional relacionado, contacta conmigo y resolvemos.
Fuentes: FOCAD para DPTORH, Ed. Ext. 2021; PowerData.